viernes, diciembre 30, 2005

Percepción y realidad...una gran diferencia.


A veces me siento a reflexionar y me pregunto cuando dejaremos los seres humanos la tan desagradable costumbre de creernos Dios o por lo menos juez de la suprema. También dudo sobre cuando llegará e día en que dejaremos de ver el exterior, lo superfluo y nos concentraremos en el interior, en la esencia. ¿Por qué somos tan prejuiciosos? Es una mala costumbre que por épocas parece desaparecer y de repente vuelve con más fuerza. A nivel mundial pensamos que el genocidio realizado por Adolfo Hitler en contra de los judíos sería la última evidencia de este mal, pero poco tiempo después en una islita del caribe un tirano asesina a miles de persona por el simple hecho de ser de piel oscura. Es como la energía, no se destruye, se transforma y cada vez toma una forma peor a la anterior, lo cual es una pena.

Son varias las etapas en que se da este triste tipo de debilidad humana. Algunas más dañinas que otras pero al final todas igualmente ofensivas. Y es que desde pequeño se nos enseña a tener cierto tipo de habilidad para estereotipar a las personas en la televisión y creo que a fin de cuentas esto puede terminar en prejuicios. “El que no estudia, es malo” (Sin saber si sufre algún tipo de problema), “Las mujeres siempre deben estar en la cocina” (Aunque esto se ha venido trabajando con el paso de los años), “Las personas de piel oscura generalmente son los villanos” (El mundo no ha conocido un superhéroe famoso que sea negro), “Los pobres, negros y los latinos son siempre ladrones o drogadictos” (Porque no tienen dinero es la débil argumentación que dan a este falso argumento) y así sucesivamente continúa una lista interminable. En el colegio aprendemos a observar para ver quien es “bueno” y quien es “malo”. Ya para cuando somos adultos tenemos una serie de percepciones de cómo son las personas según su forma o sus características y automáticamente las etiquetamos. La peor parte es cuando la dignidad humana se ve afectada y es que con los prejuicios todas las víctimas son ofendidas y denigradas al punto de violar su identidad y derechos como seres humanos. Es muy triste que alguien llegue a actos de violencia por el simple hecho de que este en contra de un grupo, ya sea por sus creencias, valores o aspecto físico. Como es posible que en pleno siglo XXI el hombre y la mujer no hayan aprendido a respetar a todo el que le rodea y violen las reglas básicas de convivencia. Mientras sigamos creyendo que existen personas que están por encima de otras estaremos dando vueltas en el mismo sitio, hasta que un día como perros tratando de seguir a su propia cola caigamos mareados al piso y nos demos bien duro a ver si recapacitamos. ¿Qué tan difícil es ver y conocer a una persona para valorarla por lo que es, no por la imagen que tenemos de ella?

Es una lucha de años…quiera Dios y estemos más cerca del final que del principio, sino nuestro futuro es muy triste. Porque si los humanos no somos capaces de respetar a otros humanos ¿Que nos queda?….NADA.

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