sábado, marzo 25, 2006

Crónica de una Montaña Rusa Criolla

Eran las 6 con 50, lamentablemente no piloteaba mi nave*, y tenía que llegar a la universidad a las 7 en punto. No me quedaba más remedio que usar el maravilloso Carro Público. Y así fue como todo comenzó. Me quedé esperando el clásico mensaje de “Por favor guardar todas sus pertenencias debajo del asiento, mantener las manos dentro del vehículo y abrocharse el cinturón de seguridad”, pero esto era la realidad y no la famosa Space Mountain de Disney World aunque el recorrido era horripilantemente parecido.

Con una aceleración de 100 Km/h en apenas los primeros segundos de pronto nos vimos amenazados con nuestra primera vuelta de 180 grados con una OMSA que se atravesó en el camino. Más adelante la curva fue más emocionante cuando dos Jeepetas nos acorralaron. La bajada ocurrió de sorpresa al momento de que paramos a recoger dos pasajeros ganándole así a los carritos que rebasamos. Pero el clímax del paseo ocurrió al momento en que se nos presentó el gran giro de 360 grados cuando pedí bajarme porque ya había llegado a mi destino y el carro estaba del lado opuesto a la cera.

Eran las 6 con 55, lamentablemente todavía no piloteaba mi nave, y ya estaba en la universidad, con el corazón a mil, esperando montarme la próxima vez en algo más lento como el pulpo de Arcadas….

*Pequeño homenaje a Arjona.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Sinceramente solo hay que montarse en un publico para sentir una montaña rusa..., pues tienes que agarrar muy bien tus pertencias y k tu corazon no salga volando del susto que se podria pasar... te felicito por tu forma de escribir eres muy original!!

J.R. Reyes dijo...

Gracias JJ....jejejeje....